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21.3.07

4) Candelaria


Como esa noche hacia mucho calor, decidimos cerrar la carpa solo con el mosquitero. A eso de las cuatro de la mañana me despertaron los granizos que golpeaban impacientes la carpa. Me despabile como pude, como lo vi a Juan durmiendo placidamente al lado, decidí no despertarlo y encarar yo sola el problema del diluvio que crecía afuera. El cierre del sobre techo no me dejo cerrarlo desde adentro, así que tuve que salir y empaparme toda para poder cerrar la carpa para que no se moje adentro. A la mañana cuando nos despertamos Juan asombrado me pregunto porque tenia el pelo mojado, !jamás se dio cuenta de que esa noche había llovido a cantaros en Posadas!
A eso de las 15:30 nos montamos las mochilas y encaramos el camino hacia el centro para tomarnos el colectivo que nos llevaría a Candelaria. Nos tomamos un helado, saludamos a los conocidos y a eso de las 18 hs. tomamos el colectivo número 6 que nos dejaba en la ruta, ahí había que hacer trasbordo con otro colectivo que, supuestamente, nos dejaba en el camping de Candelaria.
Cuando nos subimos al segundo colectivo conocimos a una pareja mayor de entrerrianos, erradicados en Candelaria, que nos dieron las indicaciones para llegar al camping. Ya se había hecho de noche y necesitábamos comprar comida y otras cosas en algún lugar, así que ni bien vimos el primer mercadito entramos a buscar lo que necesitábamos. Terminamos de pagar, nos estábamos poniendo de nuevo las mochilas, cuando aparecieron los entrerrianos nuevamente para decirnos que iba a ser mejor que pasáramos la noche en el club UPCN porque era mas seguro. Nos acompañaron al club y hablaron con el encargado, Don Alegre, para que nos dejara acampar ahí. Don Alegre no tuvo ningún problema y una vez que se fueron los entrerrianos nos acompaño al lugar donde sería nuestro hogar por los próximos días.
Era un lugar hermoso! Al lado de un quincho iluminado, bien cerquita de los baños (importantísimo) y muy seguro. Nos despedimos de Don Alegre, su turno había finalizado, y nos pusimos a preparar la cena. Al rato cayo Don Julio, el encargado de turno noche, que se quedo hablando con nosotros hasta que estuvo preparada la cena. Cenamos, alimentamos a un perro negro que había en el club, al cual bautizamos “Zaparrancho”, y después nos acostamos a dormir.